Gorilas y Calentamiento Global

Gorilas contra el cambio climático.

A estas alturas, no es una sorpresa que muchas especies animales y vegetales enfrentan un alto riesgo ante las temperaturas extremas. Los ecosistemas del planeta Tierra tienen un delicado equilibrio ecológico que permite la vida de numerosas especies adaptadas a ellos; en caso de que se produzca una alteración, puede sobrevenir un efecto negativo o positivo.

Mientras que las especies sensibles a las bajas temperaturas pueden aumentar su rango de distribución, parece que el calentamiento global perjudica a los animales más especializados en algún alimento o altamente adaptados a su hábitat, como algunos gorilas. En términos generales, los miembros del género Gorilla son animales adaptables, que no consumen un número determinado de especies vegetales y que no se alimentan de un tipo específico de plantas. Sin embargo, algunas subespecies parecen ser más vulnerables que otras.

Gorila de montaña, en riesgo por el calentamiento global

Gorilla beringei beringei es la subespecie de gorila que se localiza en tierras altas, en entornos montañosos y frecuentemente cubiertos por la niebla. Los gorilas de montaña son criaturas de pelaje ligeramente más largo y grueso que el de las subespecies occidentales, ya que tienen que lidiar con temperaturas un poco más bajas. En adición, ellos no tienen fácil acceso a fruta fresca en sus hábitats de montaña, por lo que se alimentan mayormente de tallos, hojas y brotes de numerosas especies de plantas.

Las altas temperaturas pueden afectar la vegetación del hábitat, de la cual los primates comen.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) indica que los gorilas de montaña, a pesar de contar con características que los hace, hasta cierto punto, resistentes al cambio climático, también cuentan con otras que los vuelven vulnerables ante el aumento de temperaturas. No están relacionadas con sus adaptaciones biológicas, sino con problemas enfrentados por muchos animales y vinculados con las acciones humanas: área de distribución muy limitada, baja tasa de reproducción, poca capacidad para extenderse a causa de las poblaciones humanas, baja variabilidad genética y una población total que no llega a los 1,000 individuos.

Existen algunos factores clave para entender cómo perturban el calentamiento global y el cambio climático a los gorilas. En primer lugar, las altas temperaturas pueden afectar la vegetación del hábitat, de la cual los primates comen. Es posible que algunas plantas escaseen, o bien, que sean obligadas a crecer a elevaciones más altas donde los gorilas no puedan acceder. De este modo ellos ven reducidas sus fuentes de alimento, con las consecuencias que esto conlleva.

A temperaturas más altas, las hojas contienen mayor cantidad de fibra y proteína menos digerible.

En segundo lugar, los gorilas podrían cambiar sus hábitos. Un estudio liderado por la antropóloga Amanda Korstjens, de la Universidad de Bournemouth, Reino Unido, indica que a temperaturas más altas, las hojas contienen mayor cantidad de fibra y proteína menos digerible, por lo que los animales tendrían que aumentar el tiempo empleado para alimentarse y digerir su comida. Asimismo, deberían pasar más tiempo a la sombra, en actividades pasivas o de descanso para evitar el sobrecalentamiento de su cuerpo en tanto que el tiempo para sus actividades sociales, reproductivas o de otra índole podrían reducirse.

A pesar de que son augurios generalmente negativos, no son sentencias de muerte. Muchos animales han tenido que adecuarse a los constantes cambios de su entorno, y los gorilas de montaña, que tienen un amplio abanico de especies vegetales para comer, podrían no ser la excepción. Quizá el problema más grande es la intrusión de los seres humanos, pues sus asentamientos casi rodean el área en donde los gorilas de montaña se encuentran. Esto limitaría su movilidad, es decir, ¿a dónde irían si todo a su alrededor ya está ocupado por las personas?

Durante el transcurso del tiempo, los gorilas han tenido que moverse y viajar hacia otras zonas abundantes en comida y árboles. Tienen una alta capacidad de adaptación, pero esto no significa que el calentamiento global no pueda afectarles.

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